Autobiografía
Conóceme un poco mejor (si te atreves)
¡Hola! Mi nombre es Pablo Delgado y soy DBA, Sysadmin y Desarrollador WordPress. Si has llegado hasta esta especie de autobiografía es porque seguramente has pasado por el apartado de «Quien soy» y has querido seguir conociéndome un poco más. No seré yo quien te lo impida, solo tu debes saber el oscuro secreto que te lleva a cometer tal atrocidad.
Nací un miércoles 25 de enero en Sevilla (España) y, para ser sincero, el rollo de ser informático no me viene de cuna. Eso no pasó hasta que cumplí los 9 años, al recibir mi primer ordenador.
Previamente a eso, tuve dos etapas: la típica de cualquier niño que sueña con ser médico o futbolista y la más especial, cuando quise ser egiptólogo. Sí, has leído bien, egiptólogo. Mi pasión por el Egipto antiguo me viene desde los cuatro añitos, cuando vi un documental en casa de mi tío sobre Tutankhamón. Aquello despertó en mi un hambre voraz de conocimiento sobre esa fascinante cultura. Fueron varias veces las que me planteaba, aún por mi juventud, dedicar mis estudios a ello. Pero con la madurez deseché la idea, ya que entendía que dicha carrera no sería económicamente rentable, amén de que en España no existían estudios oficiales reglados.
Entre mis idas y venidas por la tierra de los faraones, me llegó mi primer ordenador en 1998: un Pentium II a 350MHz con un disco duro de 20 gigas, una potentísima RAM de 32Mb y el flamante (pista, NO) Windows 95, además de teclado, altavoces y una maravillosa pantalla de tubo con 15 pulgadas. No me podía quejar de equipo, porque me tocó en la rifa de una papeleta en el bar de mi padre. Pero no es oro todo lo que reluce, ya que aquel equipo traía una tara: su unidad de CD estaba en mal estado, lo que ocasionaba que se abriera y cerrara constantemente sin pulsarle un maldito botón. El problema de aquello es que dejaba el equipo completamente colgado y había que apagarlo o reiniciarlo de botón, lo que la mayoría de veces conllevaba que el sistema operativo se iba al garete y había que formatearlo para reinstalarlo.
Algunas veces lo llevaba a la tienda de informática de mi barrio, cuyo dueño estaba encantado de ganar asiduamente sus 5.000 pesetas de aquel entonces por la reinstalación del sistema. Otras, subía la hija de una vecina (la cual es la verdadera culpable de mi pasión por todo esto) con una bolsa de basura cargada de diskettes (si, de los de 3 y 1/2) y me hacía el favor de dejarme de nuevo el equipo a punto. Fue así como en una de esas veces descubrí Windows 98, Microsoft Works (el Office desnatado de la época) o la enciclopedia Encarta. El problema era que el maldito ordenador seguía colgándose y yo no podía seguir pagando dinero o molestando a mi vecina.
Y una de las tardes en las que echaba las horas muertas con los colegas en el ciber del barrio entre partidas de Counter Strike, Half-Life, búsquedas en Buscopio (el Google español de antes) y conversaciones en el chat de Terra, me animé a pedirle a uno de los dueños que me enseñara a formatear ordenadores. Hugo se llamaba. ¡Y que crack! Se llevó una tarde entera conmigo hasta que aprendí el proceso mecánico de instalar Windows Me (Millenium) sin ayuda. Y oye, era un mérito. Porque antiguamente los procesos de instalación no eran tan chipiguays como los de ahora. Tenías que meter el diskette de arranque, mediante comandos de MS-DOS cambiarte a la unidad de CD, navegar entre las carpetas y lanzar el maravilloso setup.exe del sistema. Y yo me sentía Dios entre la consola negra y los comandos blancos. Y otra cosita más, debo ser de los pocos a los que Windows Me no le daban fallos. De hecho, fue mi sistema operativo más estable de la época antes del XP.
Llegaría por fin a convencer a mi madre para poner internet en casa y la empresa elegida fue Wanadoo, la cual me mandó mi maravilloso módem de 56kbps a casa por correo ordinario. Aquello no fue bien porque jamás llegó a funcionar. Pero como mi santa madre estaba convencida, dimos el salto a Telefónica y ahí me quedé. Y claro, también empezó a comentarse por el barrio que el hijo de «la Reyes» sabía arreglar ordenadores y yo, que disfrutaba como un enano cacharreando, iba encantado (¡ay si hubiese cobrado por aquel entonces!).
Fui creciendo entre procesadores y memorias, donde también algún que otro profesor conseguía enseñarme en el instituto novedades tecnológicas. Así fue como conocí GNU/Linux y su maravilloso Ubuntu (aunque antes tuve que pringar con Guadalinex, un fork precisamente de Ubuntu adaptado por la Junta de Andalucía para los centros educativos), además de mi primer lenguaje de programación: Logo (el Scratch de la época, basado en Lisp), donde hacías moverse a un pequeño triángulo que simulaba ser una tortuga. Yo ya había decidido que iba a dedicarme profesionalmente a la informática, aunque no tenía muy claro si me desarrollaría por ciclo formativo o por carrera, aunque la rama iba a ser sistemas si o si (craso error, por cierto).
Aquello provocó también una época convulsa en mi vida, puesto que yo prefería pasar directamente al grado medio de Explotación de Sistemas Microinformáticos, mientras que mis padres me obligaron a hacer Bachillerato. Aquello que yo no entendía en su día, hoy lo agradezco enormemente, puesto que hacer bachiller te da una cultura general bastante más elevada que quien se para en la ESO.
Fue precisamente al finalizar el Bachillerato cuando accedí a mi primer trabajo como chico para todo en Proyectos y Servicios Educativos S.L. (Proyect Services). En dicha empresa realicé instalaciones de aires acondicionados, sistemas de sonido, proyectores, pizarras digitales, despliegue de cableado estructurado y en mi última etapa estuve manteniendo una tienda online en Strato.
Entre medio de mi primera aventura laboral, tuve que aprender a hacer páginas webs casi por obligación. Soy componente de una chirigota de Sevilla y no había nadie que tuviese conocimientos informáticos para hacerla y encargarse de ella. Y claro, puse a ello. Empecé por cosas muy gráficas, con Dreamweaver y un hosting .es que sacamos por una oferta comercial a 1€ (imaginaos como de bueno debía de ser). Más tarde di el salto a mi primer WordPress (gratuito, obviamente). También estuve toqueteando, aunque por aquella época no me llamó en demasía, PHP con PHPNuke.
Mi segunda oportunidad laboral me llegó en una tienda de informática de mi barrio, de esas que acabaron sucumbiendo a la crisis y a las grandes superficies (véase como ejemplo el Yo no soy tonto). ¿Tareas? Todas las añadidas a dicho puesto: montaje de equipos, reparaciones de hardware, instalación de sistemas operativos, salvado de datos, atención al público, control de stock y un largo etcétera.
Después trabajaría en una empresa de actividades extraescolares, Gofand Siglo XXI. Fui monitor de fútbol, multideporte e informática, ahí es nada. Además, arreglaba los equipos de los centros educativos donde daba clase e, incluso, llegué a darle formación a los profesores para el uso de las nuevas tecnologías (lo que ahora se conoce como TIC) y el sistema operativo GNU/Linux Guadalinex.
En 2015 me llegó el salto a los trabajos como técnico de campo. Primero, en Sertelco S.L., donde estuve sustituyendo toda la telefonía analógica de las facultades de la Universidad de Sevilla y la Universidad Pablo de Olavide por VoIP. Estas tareas se combinaban con parcheos de armarios de comunicaciones y documentación de red sobre planos.
Después pasé a formar parte de Grupo Saltó, donde llevé a cabo la sustitución de equipos informáticos de mesa por SmartPCs (algo así como híbridos entre tablets y portátiles) en La Caixa.
Tuve un alto en el camino durante los meses de marzo, abril, mayo y junio de 2016, ya que realicé las prácticas del Ciclo Formativo de Grado Superior en Administración de Sistemas Informáticos en Red. Mi destino fue la sede del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas en Sevilla. Allí, realicé varias tareas, como: reparación y sustitución de hardware, documentación de red, mantenimiento y reparación de SAIS, maquetación y despliegue de sistemas GNU/Linux y Windows en red, configuración de clústeres beowulf e, incluso, asistencia a usuarios de la propia sede.
Volví al trabajo de técnico de campo al finalizar dichas prácticas, en la empresa Inet IT Services, donde seguí con la instalación de SmartPCs en La Caixa, además de despliegue de cableado estructurado e instalación de puntos de acceso inalámbricos en Mapfre. En agosto de 2017 decidí que aquel trabajo ya me había aportado todo lo que podía y que, por ende, debía buscar alternativas. Hasta la fecha, ese ha sido mi último trabajo como técnico de campo.
Entre noviembre de 2016 y diciembre de 2017, combiné mis otros trabajos con trabajar como Freelance para Hormigas en la Nube S.L.U. En dicha empresa ejercí de sherpa tecnológico, algo así como un experto en WordPress y herramientas online enfocadas al emprendimiento digital: framework Genesis, implantación de themes específicos de Genesis, nociones de email marketing… Fue una experiencia muy enriquecedora, donde aprendí muchísimo gracias al jefe -y uno de los mejores de este mundillo- Javier Gobea, así como de mis compañeros Lúa Louro o Borja Navarro.
Como he comentado anteriormente, en agosto de 2017 decidí que quería buscar alguna alternativa a técnico de campo y ante la escasez de ofertas y/o oportunidades, decidí retomar los estudios. Así, me matriculé en un curso superior de garantía juvenil de Programación de Aplicaciones con tecnología Java on Cloud. Esta decisión marcaría mi futuro laboral a escasos tres meses de comenzar dicho curso, pues el propio profesor me ofreció un contrato de trabajo en su propia empresa.
Es así como en marzo de 2018 llego a Abatic Soluciones Tecnológicas, de Emilio Pérez (profesor de aquel curso de Java). En esta empresa continúe mi formación en el desarrollo web bajo WordPress y Genesis, además de la incorporación de otras tecnologías como tiendas online con WooCommerce, Membership sites, contenido restringido, etc. También pude potenciar otra de mis pasiones en esto de la tecnología: la enseñanza. Desarrollé varios cursos de formación online sobre GNU/Linux, Oracle SQL, MySQL, PHP, C… Además, impartí formación, tanto online como presencial, a estudiantes y trabajadores sobre MySQL y el control de versiones GIT.
Ya en enero de 2019 recibo una oferta para incorporarme a Accenture. Y las cosas de la vida, ya que siempre he querido ser DBA (Administrador de Bases de Datos). Aunque en un primer momento mi incorporación iba a ser como programador PL/SQL, finalmente me convertí en DBA de Amazon Redshift, combinando este motor de base de datos basado en PostgreSQL con el desarrollo de shell scripts en GNU/Linux (mi sistema operativo favorito, por cierto). Además, tengo la suerte de trabajar con otros motores de bases de datos como Oracle, MySQL o el propio PostgreSQL u otras herramientas de AWS como S3.
En junio de 2021 pasé a formar parte de Italtel como DBA Oracle, cumpliendo así mi sueño laboral de dedicarme a este motor de bases de datos como administrador.
Mi última locura tecnológica ha sido empezar a grabar los podcast de Sysadmin y otras cosas (lo puedes encontrar en esta misma web) y matricularme en el Grado de Ingeniería Informática por la UOC (Universitat Oberta de Catalunya).
Otros datos de casi interés
- Sevillano pero con alma gaditana
- Componente de una chirigota de Sevilla
- Alérgico a la amoxicilina e intolerante a la lactosa
- Las legumbres me sientan fatal
- Le tengo auténtico pánico a los OVNIS
- Me encanta cualquier contenido creado por Iker Jiménez
- Los dos puntos anteriores son incomprensibles entre ellos
- Bético hasta la médula
- Creo en Dios, pero no en la iglesia
- Me encanta GNU/Linux
- Durante un tiempo, Ubuntu fue mi SO en base GNU/Linux favorito (como Sheldon Cooper)
- Ahora, prefiero Debian o Mint siempre que estén bajo entorno Mate (fork de Gnome 2)
- Mis dos jugadores de fútbol favoritos son Robert Jarni y Joaquín Sánchez
- Por el punto anterior, mi número favorito es el 17
- Si hubiese sido futbolista, habría sido centrocampista (me gusta más pasarla que marcar gol)
- De pequeño me llaman Pablo Latre. Llegué a imitar casi a 100 personajes famosos
- Mi chirigota favorita es “Los Pringaos”
- Mi compara favorita es “El espíritu de Cádiz”
- Soy subielista/carlista por encima de cualquier autor
- Le regalé a mi madre tres maravillosos días de contracciones
- Tuvieron que reanimarme al nacer, es decir, en un universo paralelo yo no estaría escribiendo esto
- Por amor he estado a punto de irme a vivir a Huelva y Chiclana de la Frontera (Cádiz) (de hecho, en esta última, llegué a estar empadronado)
- Los faraones cuya historia más me apasionan son Tutankhamón y Ramsés II
- Me encantan Manolo García y Rozalén
- De pequeño escuchaba Antonio Molina (la milonga “La hija de Juan Simón” era mi favorita, ya que me la cantaba mi abuela paterna)
- En el ciclo formativo odiaba profundamente la asignatura de primero de Sistemas Gestores de Bases de Datos; ahora, trabajo con ellas y me apasionan
- Si me tocara la lotería, una de las locuras que haría sería alquilarme un coche en el norte de Canadá y recorrer todo el continente americano
- Sin llegar a ser un fanático, adoro el ecosistema Apple
- Actualmente poseo un iPhone XS Max, un Apple Watch Series 4, Airpods 1gen, iPad 2017 y Macbook Pro
- Me encantaría haber sido locutor de radio
- Tengo el título de monitor de fútbol y fútbol sala por el CEDIFA (Centro de Estudios, Desarrollo e Investigación del Fútbol Andaluz), dependiente de la RFAF (Real Federación Andaluza de Fútbol) y RFEF (Real Federación Española de Fútbol)
- Me encanta entrenar a equipos de fútbol base, aunque mi categoría preferida es Infantil.